Era verano. Por las calles de Barcelona, ya había oscurecido. La moto pasaba volando entre los coches que abarrotaban la calle, yo me agarraba con fuerza a él para no caerme.
La verdad es que ir muy deprisa en moto es de las mejores cosas que he vivido. Sería el verano, o la ciudad o la sensación de libertad... ¿Sabes esos momentos que no quieres que se acaben nunca, como un beso lento? Pues yo me sentía así. Las farolas eran el camino a seguir, las luces de los coches de al lado se iban brillando, el viento en la cara y el olor a ciudad y a mar... Siempre quise volar.
Aquella noche estaba algo triste porque era la última en la ciudad, acabábamos de salir de un pequeño bar que sólo tenía un poster de Bob Marley, olía a hierba y se bebía cerveza. Me gustaba tanto ver las vespas, conocer sitios escondidos de la ciudad, que me llevaran muy deprisa en moto mientras confundía las farolas con estrellas... No necesito mucho más para ser feliz. Quiero volver.
¡PAZ!
Madrid, Madrid, y Madrid!
ResponderEliminarJum!