martes, 6 de septiembre de 2011

So sing a lonely song...

Sola, estaba sola. Libre, por fin.
Tras 18 años había conseguido escapar. Estaba llorando, sí, pero era de felicidad.
"Por fin mi vida me pertenece a mí"-ese pensamiento me cruzó la mente cuando el tren llegaba.
Tantos años soñando con ella. Desde la primera vez que pisé ese suelo sabía que era mi lugar. Barcelona.
La estación abarrotada, palomas llenando la plaza, gente de todo tipo, carteles en catalán, taxis amarillos y negros, vespas, vespas, vespas, ruido, el sol sobre mi piel... Sonrío.
Voy paseando por la ciudad, recuerdo tantas calles y sitios desde que era muy pequeña, esta ciudad siempre me ha tenido enamorada. Vía Laietana, Plaça de Urquinaona, la catedral y por fin, Passeig del Born... Ya estoy aquí, en mis calles, con los rincones y escondrijos que conozco. Voy paseando, me fijo en cada piedra, quiero grabarme la ciudad en la mente. Me vuelvo, he oído a The Doors en una tienda. Tarareo feliz... "don't you love her madly? don't you need her badly?" mientras continúo paseando.
Veo atardecer, Colón y el puerto, el Montjuïc de fondo...

"-¿Ves ese monte?
-Sí.
-Al otro lado viviré algún día, y él me ha dicho que se viene conmigo.
-Esta es tu ciudad, siempre la has querido para ti. Ahora la tienes, vívela."

Sólo me falta él. Sólo él y podré decir que, por primera vez en la vida, soy completamente feliz. Que ya no me falta nada.

¡PAZ!