martes, 3 de febrero de 2015

Me gustan las personas que son como los árboles. Con la cabeza llena de pájaros, buscando el cielo y siempre creciendo, pero con los pies firmemente hundidos en la tierra, buscando su camino incesantes, partiendo rocas y removiendo tierra si es necesario para continuar, buscando hasta el final aun en tierras áridas, profundizando hasta encontrar un poco de agua. Con una corteza gruesa capaz de soportar incendios, pero con brotes tiernos y pequeñas flores que aparecen para el buen observador. Con fuertes ramas que abriguen de las tormentas y que sirvan de apoyo, y que soporten, elásticas, los vendavales.
Los árboles están en constante cambio. Algunas ramas crecen, se doblan, pueden quedarse escondidas en el interior de la copa, pueden florecer, adoptar formas extrañas, incluso partirse por una mala tormenta o pudrirse poco a poco...
De la misma forma crece y cambia el pensamiento humano, aunque al igual que el crecimiento de un árbol, es un proceso largo, que se va notando a lo largo de los años y que se basa en acumular pequeños cambios.

miércoles, 23 de octubre de 2013

En ciertos momentos es inevitable sentirse mal. Es una sensación extraña que ocurre cuando termina una canción y un incómodo silencio invade tu mente y tu cuerpo. Y durante ese momento, notas en el ambiente que algo está muriendo. Sucede lo mismo cuando terminas un libro que te ha gustado. No es algo que se arregle poniendo otra canción o empezando a leer otro libro, no. Sigue ahí flotando en el ambiente de una forma densa, espesa. Es como un pequeño momento de luto por todas esas canciones y libros en las que has dejado que se introdujera tu corazón, y cuando termina sientes una sensación de pérdida. De saber que ya no hay más.
Simplemente le quería dedicar unas palabras a ese luto que guarda nuestro corazón por todas las canciones y libros que han muerto. Me parece algo hermoso.

jueves, 3 de octubre de 2013

En cuanto te das cuenta de que todo es un chiste, ser el Comediante es lo único que tiene sentido.

¿Es normal sentirse tan llena de cosas y tan terriblemente vacía a la vez? Supongo que sí. 
No sé, debería estar contenta, agradecer lo que tengo y no dejar que esta falta de sentimientos me envuelva.
Supongo que es algo intrínseco al hecho de existir sentirnos vacíos. O llenos de nada.
Vaya, me refiero a que el hecho de estar vivos es una enorme responsabilidad. Tenemos días contados y ni siquiera sabemos cuántos. Se espera de nosotros que los aprovechemos. Es más, debemos hacerlo. Viajar, conocer gente, formar una familia, conseguir el trabajo de nuestros sueños o lo que sea que nos haga sentir llenos. Pero no sé, a veces todo me parece absurdo. Una búsqueda sin fin de algo que ni siquiera existe. Algo que nos entretenga hasta que llegue la hora fatídica.
Realmente me gustaría poder darle un sentido a todo esto, no sentir que toda la humanidad ha sido arrojada a la existencia sin motivo. Pero no puedo. He buscado mucho, leído mucho, hablado mucho. Y nada me convence del todo. Todo suena a bálsamo para no reconocer que nos enfrentamos a la nada. Porque no nos gusta creerlo, es terrible reconocer que existimos simplemente porque sí, que todas las acciones que realices a lo largo de tu vida sólo te conducirán por un camino que no tiene principio ni fin.
Por muchas vueltas que le dé a todo ésto no llegaré a ninguna conclusión totalmente lógica. Ya lo han hecho cada una de las personas que han existido. Y yo no soy diferente a ellas. No soy brillante, ni siquiera soy demasiado inteligente.
Yo sólo me guío por ciertas ideas que me parecen las más correctas, ciertos ideales que espero que dirijan mi camino hacia un futuro más feliz. Puro egoísmo, vaya. Como lo que nos mueve a todos, es lo natural.
Buscamos nuestra satisfacción, aunque sea a través de la satisfacción de otros. Nos hace sentir bien.
Esta búsqueda sin sentido es la droga que lleva moviendo a la humanidad desde siempre, y lo seguirá haciendo hasta que desaparezca. Somos así, terriblemente humanos. Lo suficiente inteligentes como para buscar ese "algo" pero no lo suficiente como para encontrarlo. Encontrarlo de verdad, algo con pruebas, con base totalmente lógica. Algo que valga para todos. No me malinterpretes, no me refiero a ningún dios ni religión, eso no nos vale a todos.
Hemos aparecido en este mundo de repente, teniendo a nuestra disposición absolutamente todas las opciones posibles de vida. Y con eso debemos buscarle un sentido a todo ésto. Parece una broma cruel.
Sólo deseo que mi camino me lleve a la mejor situación posible. Ya no busco respuestas, no me gusta pensar en estas cosas, porque son demasiado deprimentes y se supone que no debo estar triste. Pero sólo soy otra persona de las que existirán y a veces no puedo evitar preguntarme cosas, cosas que me harán sentir mal. y entonces sentiré que no debo preocuparme por estos problemas y que debo ser feliz, que mientras he estado escribiendo este texto he desaprovechado unos minutos de mi vida. Pero, misteriosamente, ésto me hace sentir viva, siento que reafirmo mi existencia. Y eso me hace sentir algún tipo de ¿felicidad?
Si alguien por casualidad me lee, le pido perdón por hacerle desaprovechar unos instantes de su vida.
A veces necesito liberar mis dudas, y mi mente no es precisamente un lugar alegre.


Como he llegado a comprender, la guerra de Vietnam y lo que ello implica sobre la condición humana, también me doy cuenta de que unos pocos humanos pueden permitirse tal entendimiento. Blake es diferente. Él lo entiende perfectamente... y no le importa.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Pesadilla.

Sal de ahí. Sal de ahí, siempre metido en mi cabeza. Déjame ser yo misma.
Deja de atormentarme. Deja de revolver pensamientos y emociones. Deja a mi mente descansar tranquila. No quiero seguir luchando cada día contigo, contra tu oscuridad.
Eres horrible, haces daño a quien yo más quiero, haces que de mi boca salgan cosas horribles, haces que actúe de formas que odio. Haces que me odie y me avergüence de mí misma. Vete.
No entiendo qué haces ahí ni sé cuándo viniste.
Te has estado alimentando con mi dolor.
Cada una de mis lágrimas te hace más fuerte.
Me pudres, me carcomes por dentro.
A veces creo que te he matado, pero sólo juegas conmigo, sólo estabas escondido en una esquina de mi cerebro, acechando mis pensamientos, esperando a que bajara la guardia para volver más fuerte.
Y te odio.
Eres un remolino que cambia todo de lugar, un espejo con imágenes macabras que me enseñas mientras duermo, cambias tonalidades de emociones, haces que me olvide de lo importante, haces que confíe en mentiras, me estás vaciando.
Me tienes arrinconada, tomas el control demasiadas veces, sé que debo luchar contra ti y no escapar.
Te voy a matar.
Voy a hacer que te desvanezcas y salgas de mí.
No te voy a dar ni un remordimiento para que te alimentes, y te harás más y más pequeño y débil, hasta que te pueda aplastar fácilmente.
Pero ahora te temo. Eres enorme y negro, y me persigues, y me podrías matar cuando quisieras, porque estoy débil, pero te diviertes jugando conmigo, controlándome, mientras yo lloro sin que nadie me escuche.
Éste es mi grito desesperado, ahora mando yo.
Te voy a matar, te voy a matar y me dejarás tranquila para siempre.
No puedo pedir ayuda. Es cosa mía.
Me conviertes la vida en una espiral de mentiras y falsedad, de la que voy a salir paso a paso.
Tengo luz propia, pero tu sombra negra se la traga.
No vas a poder conmigo, ésta vez no, no vas a volver. Porque te conozco, me sé tus trucos, y no volveré a caer. Juego a ganar.
Te voy a matar, ésto solo acaba de empezar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Emociones.

Cobardes. Sois unos cobardes. Cerrados en vuestras tristes existencias, en vuestros cánones y pautas a seguir para llevar una vida normal. Normal. Esa palabra me repugna.
Teméis y despreciáis a quienes saben lo que tienen, a los que no quieren perder ni un segundo, a los que no ahogan sus sentimientos.
Estáis dormidos.
¿Quién elige caminar pasando desapercibido pudiendo volar?
Vosotros mismos os cortasteis las alas, y no os dolió, porque vivís anestesiados.
Os reís de los que gritan, de los que lloran, de los que aman. Odiáis las emociones.
Y yo, con toda mi fuerza, os odio a vosotros.
Porque yo grito, lloro y amo. Yo sé lo que es sentir. Yo vivo de verdad.
Y vosotros sólo me dais falsas mentiras, emociones amortiguadas que se deshacen como ceniza.
Casi lo conseguisteis. Golpe a golpe, por poco me robáis mi ilusión.
Pero no podéis conmigo. Nadie puede.

Yo salto y nadie me alcanza, yo quiero comprender la realidad, quiero romper con la fuerza de un grito vuestras tristes barreras.
Quiero daros alas, quiero abriros los ojos, quiero que viváis como yo.
Sé que sois incapaces de comprender
Sé que mis palabras pasarán desapercibidas.
Y vuestras tristes vidas pasarán, sin pena ni gloria como los coches bajo mi ventana.
No me digáis que algo falla en mi cabeza, yo soy libre aunque tratéis de imponerme vuestros barrotes.
El fallo está en vuestras mentes.
Aunque seáis mayoría no tenéis razón.
Recordadlo, porque yo no voy a ser olvidada.



sábado, 1 de septiembre de 2012

La vida es una farsa.

La vida es dura. Eso ya lo sabía, me lo llevan diciendo siempre. Pero no tanto, pensaba que con una sonrisa y muchas ganas todo se podría sacar adelante.
Y estoy así simplemente por un corazón roto. Madre mía, qué novedad, todo el mundo ha llorado por eso.
No sé... yo antes pensaba que se podía romper y romper y romper y curarse sólo con el tiempo. No había pensado en las cicatrices profundas, oscuras y sangrantes que se quedan para siempre marcadas.
Cada vez más roto, cada vez más negro, fuera del alcance de todo el mundo para que nadie lo vuelva a dañar. Llorando sangre con cada latido. Pum-pum, pum-pum...
Resonando solo. Echa de menos a su mitad. Antes palpitaban juntos, el uno por el otro. Antes sentía.
Y ahora me hace llorar como una fracasada.
Me hace perderme por la ciudad de noche, mirar el cielo frío, lejano y sin estrellas y saber lo que soy de verdad: una soñadora sin sueños, un poeta sin versos, un loco que se cree un genio, un libro sin tinta... otra desengañada más que perdió la ilusión y vive su vida como malamente puede, viendo cómo toda su esperanza se desvanece, hasta que se convierte en un pequeño punto brillante en la lejanía, perdido en el universo.
Todos nos damos cuenta de ésto en algún momento de nuestras vidas:

«La vie est la farce à mener par tous».
Arthur Rimbaud


miércoles, 29 de agosto de 2012

Yo, como cualquiera.

He vuelto.
A dibujar, a escribir, a llorar encima de un poema desesperado, a arrugar hojas y hojas de papel con palabras que nadie leerá nunca, a mojar mis acuarelas con mis lágrimas, a escuchar blues rotos.

Pero me siento extrañamente bien. "Se ha vuelto loca", pensaréis. Puede ser.
Quizá sólo sea una soñadora desengañada, que simplemente me he vuelto a topar con la dura y triste realidad una vez más.

En fin. Lo que importa es no rendirse. Que me rompan mis sueños una vez, y otra, y otra, que yo seguiré luchando por ellos. Quizá algún día los consiga. Al fin y al cabo, para ésto está la vida, ¿no? Para tratar de ser feliz, para vivirla, para dar mil vueltas y acabar... pues como acabamos todos, de una forma u otra.
No me gusta pensar que vivo para un fin, prefiero creer que todo lo que yo haga tendrá sus consecuencias, que yo elijo el camino con todos sus recodos, vueltas y curvas.
¿Y yo qué soy? Una partícula más de éste universo. Bien, una partícula que piensa, ríe, llora, ama y sufre. Pero como todos.
Y a la vez soy tan única... Nadie más vivirá mi vida, nadie más sabrá todo lo que he visto, escuchado y sentido. Sólo yo.
A veces me gustaría dejar de sentir.No sé, la existencia de una piedra es tan simple, que en ocasiones las envidio. Pero eso sería ser cobarde y rendirse. Estamos hechos para sentir, pues sintamos. Incluso el dolor nos hace saber que estamos vivos. Somos un mar de emociones apenas contenidas en nuestro interior. Dejemos que salgan fuera como lágrimas, carcajadas, besos o gritos.
Estamos hechos para vivir, así pues, vivamos.
Yo, como cualquiera.